DEFICIENCIA DE HIERRO EN EL SÍNDROME DE PIERNAS INQUIETAS

El Síndrome de piernas inquietas (SPI) y calidad de sueño

También conocido como enfermedad de Willis-Ekbom, el síndrome de piernas inquietas es un trastorno neurológico caracterizado por una necesidad irresistible de mover las piernas, especialmente en situaciones de reposo o inactividad, como durante la noche. Esta condición puede provocar insomnio, fatiga diurna y deterioro de la calidad de vida.

Casuas del síndrome de piernas inquietas

El National Institutes of Health (NIH) ha llevado a cabo investigaciones extensas sobre este síndrome (SPI), destacando que su prevalencia varía del 5% al 10% en adultos. Según los estudios, el SPI puede ser hereditario y se ha asociado con niveles bajos de hierro en el cerebro, lo cual puede influir en la producción de dopamina, un neurotransmisor crucial para el control muscular.

Se observó que el síndrome es más común en mujeres que en hombres y que su prevalencia aumenta con la edad.

El síndrome de piernas inquietas puede ser hereditario. Se han identificado varias mutaciones genéticas (como en los genes MEIS1 y BTBD9) asociadas con un mayor riesgo de desarrollar SPI.

Otros factores de riesgo incluyen el embarazo, la insuficiencia renal crónica, y el uso de ciertos medicamentos (como los antidepresivos), de lo que hablamos de lo que hablamos más en detalle en esta otra publicación.

Las causas del síndrome de piernas inquietas incluyen también factores neurológicos
El síndrome de piernas inquietas se ha relacionado con niveles bajos de hierro

Tratamiento del síndrome de piernas inquietas

El NIH, además de la revista Sleep Medicine Reviews tras revisar varios estudios en 2002, han respaldado el uso de agonistas dopaminérgicos (como pramipexol y ropinirol) como la primera línea de tratamiento para el SPI moderado a severo. Aunque esto solo actúa sobre el síntoma, no la causa, el déficit de hierro en el cerebro.

También han observado que la terapia de suplementación con hierro puede ser beneficiosa en pacientes con bajos niveles de ferritina (un marcador de los niveles de hierro). Hay que tener en cuenta que algunos pacientes no tendrán niveles séricos de hierro ni ferritina baja, pero habrá un déficit a nivel cerebral. Esto es común en presencia de infección o enfermedades crónicas, donde el cuerpo en ocasiones “secuestra” el hierro disponible para evitar el daño celular, como comentamos en esta otra publicación.

En sus guías de práctica clínica, American Academy of Sleep Medicine (AASM), además de recomendar agonistas dopaminérgicos (pramipexol, ropinirol) como primera línea de tratamiento para el SPI, también menciona los gabapentinoides (gabapentina y pregabalina) como alternativas para pacientes que no responden a los agonistas dopaminérgicos.

El estudio «PLM and RLS in Patients on Dialysis» (2019) publicado en la revista «Kidney International», investigó el SPI en pacientes en diálisis, encontrando que los suplementos de hierro intravenoso y la corrección de anemia eran abordajes efectivos. Además, los pacientes tratados con agentes dopaminérgicos mostraron una mejoría significativa en la calidad del sueño y reducción de los síntomas de SPI.

El tratamiento del síndrome de piernas inquietas mejora los síntomas
El síndrome de piernas inquietas se manifiesta con una necesidad de mover las piernas, especialmente durante la noche

En cuanto a los abordajes no farmacológicos, en la publicación «Cómo Maximixar la Absorción de Hierro» encontrarás tanto combinaciones de alimentos, como técnicas de preparación y cocción que maximizan la biodisponibilidad del hierro, además de factores que inhiben su absorción. Todo ello enfocado a atacar el nivel deficitario de hierro en el cerebro, causante del síndrome de piernas inquietas.

 Por otro lado, la estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (TENS) también ha mostrado ser útil a nivel sintomático para algunos pacientes, aunque la evidencia aún es limitada.

Referencias

1. Winkelman, J. W., Armstrong, M. J., Allen, R. P., et al. Practice guideline summary: Treatment of restless legs syndrome in adults: Report of the guideline development, dissemination, and implementation subcommittee of the American Academy of Neurology. Neurology. (2016) 87(24):2585-2593. doi: 10.1212/WNL.0000000000003388.

2. Rozeman, A. D., Ottolini, T., Grootendorst, D. C., Vogels, O. J. M., Rijsman, R. M. Effect of sensory stimuli on restless legs syndrome: a randomized crossover study. J Clin Sleep Med. (2014) 10(8):893-896. doi: 10.5664/jcsm.3964.

3. Vance, C. G., Dailey, D. L., Rakel, B. A., Sluka, K. A. Using TENS for pain control: the state of the evidence. Pain Manag. (2014) 4(3):197-209. doi: 10.2217/pmt.14.13.

4. Allen, R. P., et al. Restless Legs Syndrome Prevalence and Impact: REST general population study. Archives of Internal Medicine. (2005) 165(11):1286-1292. doi: 10.1001/archinte.165.11.1286.

5. Earley, E. J., et al. Solving the mystery of restless legs syndrome: Acid-blocking medicines may play role. Sleep. (2021). doi: 10.1093/sleep/zsab144.

6. National Institute of Neurological Disorders and Stroke (NINDS). Restless Legs Syndrome. National Institutes of Health. Available at: [https://www.ninds.nih.gov](https://www.ninds.nih.gov). Accessed September 12, 2024.